¿Cómo funciona un seguro de vida?
Hay varios tipos de seguros de vida: los de fallecimiento o los de supervivencia. En ambos casos la aseguradora te paga un dinero. Pero se diferencian en el motivo por el cual pagará la aseguradora ese dinero.
Por un lado, los seguros de fallecimiento, que son los más habituales, son los seguros que pagan al beneficiario que tú hayas nombrado en la póliza de seguro una cantidad de dinero en el caso de que tú mueras durante la vigencia del contrato. Es decir, el seguro asegura tu fallecimiento.
La edad máxima para contratar este tipo de seguro suele estar entre los 60 y los 65 años, lo cual quiere decir que puedes estar asegurado incluso tras jubilarte.
A estos seguros de fallecimiento puedes añadirle la cobertura de incapacidad permanente. Esta sirve para que te paguen un dinero en el caso de que no puedas trabajar por limitaciones físicas o psíquicas, por ejemplo, después de un accidente.
Las coberturas por incapacidad permanente siempre guardan relación con tu aptitud o capacidad para el trabajo. Ten en cuenta que muchas se extinguen a los 65 años aunque sigas trabajando.
Por otro lado, hay seguros de vida que aseguran tu supervivencia. Es decir, estos son los que pagan una cantidad de dinero al beneficiario que tú nombres, si tú estás vivo en un determinado momento fijado en la póliza de seguro. Estos son seguros de ahorro o jubilación que puedes contratar para invertir tu dinero de cara a tener un dinero cuando te jubiles. En otras palabras, tú vas pagando una mensualidad a la aseguradora para que la invierta y te devuelva tu dinero más unos rendimientos cuando llegue el momento acordado.
Para que te sientas seguro/a, nosotros te podemos asesorar para encontrar el seguro de vida o invalidez que más se adapte a tus necesidades y preferencias.